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Los cuatro padres de la Iglesia Latina: San Agustín de Hipona, San Gregorio Magno, San Ambrosio de Milán y San Jerónimo de Estridón. Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Villamelendro de Valdavia (Palencia, Castilla y León)
La importancia de este grupo de escritores radica en su doctrina en conjunto. Son los puntos en común entre ellos los que se toman en cuenta. Sus enseñanzas tuvieron gran peso en el desarrollo del pensamiento y la teología cristiana según su interpretación de la Biblia o las Sagradas Escrituras, la incorporación de la Tradición y la consolidación de la Liturgia. A menudo los padres de la Iglesia tuvieron que dar respuesta a cuestiones y dificultades morales y teológicas en medio de un ambiente convulsionado por persecuciones externas y conflictos internos producidos por herejías y cismas de la Iglesia post apostólica. Por eso, fueron los continuadores inmediatos de la obra que los apóstoles habían iniciado y a los que con ella pasaron a sustituir ventajosamente, pues dejaron un amplio testimonio de sus trabajos y enseñanzas, escritos generalmente en latín, y respaldados muchas veces directamente por la jerarquía eclesiástica encabezada por el papa.
El título de «padres» para este grupo aparece desde el siglo IV, tal como puede observarse en las palabras de san Basilio: «Lo que nosotros enseñamos no es el resultado de nuestras reflexiones personales, sino lo que hemos aprendido de los Padres».
El papa Gelasio I confeccionó una primera lista oficial de los padres de la Iglesia. Al estudio y análisis de la obra de estos importantísimos escritores de los primeros tiempos de la Iglesia se lo llama Patrística. Al estudio de la vida y persona de los padres se le llama Patrología. Estas dos ciencias han establecido una clasificación por generaciones y procedencias culturales con objeto de facilitar una comprensión más exacta del desarrollo de la teología cristiana.
Padres apostólicos[editar]
Desde el siglo XVII se llama padres Apostólicos a aquellos padres que tienen cercanía inmediata con los apóstoles, por lo que cronológicamente se ubican en el siglo I y primera mitad del siglo II. Sus escritos son respuestas a comunidades eclesiales en forma de cartas, documentos o recomendaciones, la mayoría del contenido es moral antes que doctrinal, por lo que su estilo es sencillo y directo, ya que iban dirigidas a comunidades con situaciones específicas.
Entre estos escritores se cuenta a san Clemente de Roma, san Ignacio de Antioquía, san Papías de Hierápolis, san Policarpo de Esmirna y, entre los escritos sin autor conocido, la Didaché, la Carta a Diogneto y el Pastor de Hermas.
Los apologistas cristianos[editar]
A partir de finales del siglo III se pierden los testimonios directos de la vida de Jesús y de la época apostólica con la muerte de los discípulos de los apóstoles. Los escritores sagrados, desde la muerte de esta generación, solo tuvieron el testimonio de las Sagradas Escrituras, y de la Liturgia y la Tradición mantenida en cada una de las Iglesias particulares. Estas primeras generaciones de escritores cristianos aún vivieron en la persecución y se les conoce como «Apologistas» por la defensa que hacían del cristianismo frente agentiles y otras doctrinas de la época. Entre ellos destacan san Justino, san Ireneo de Lyon, san Hipólito de Roma, Novaciano,Tertuliano; formando la Escuela de Alejandría, Orígenes —el padre de la Teología—, san Panteno, san Cipriano y san Clemente; y, de laEscuela de Antioquía, san Luciano.
La inclusión de unos autores, bien como Apologistas, bien como padres de la Iglesia, depende más bien de criterios de estudio, que por razones generacionales.
Los grandes padres de la Iglesia[editar]
En principio, la denominación de padres de la Iglesia se guardó para cuatro grandes personalidades de la Iglesia oriental, a los que se agregaron otros cuatro de la occidental:
Los cuatro grandes padres griegos son:
- San Atanasio de Alejandría
- San Basilio el Grande
- San Gregorio Nacianceno
- San Juan Crisóstomo
Y los cuatro latinos:
- San Ambrosio de Milán
- San Agustín de Hipona
- San Jerónimo de Estridón
- San Gregorio Magno
Pero habitualmente se conoce como padres de la Iglesia a una serie más amplia de escritores cristianos, que va desde estas generaciones (siglo III) hasta el siglo VIII, y que se caracterizan por la ortodoxia de su doctrina, santidad de vida y el reconocimiento de la Iglesia. Su edad de oro fueron los siglos IV y V y florecieron tanto en Occidente, donde escribieron en latín, o en Oriente, donde lo hicieron en griego e incluso en siriaco, copto, armenio, georgiano y árabe. En sus obras se sirven de la cultura griega y latina para explicar los misterios cristianos.
Padres orientales[editar]
También conocidos como padres griegos, aunque no todos ellos escribieran en esa lengua. El más antiguo de ellos es san Atanasio(295–373), obispo de Alejandría, que tuvo un papel relevante en el Concilio de Nicea I. Luego destacan los «grandes capadocios», título común de los hermanos Basilio el Grande (329–389) y Gregorio de Nisa (335–394), así como su amigo Gregorio de Nacianzo (†389), quienes escribieron abundantemente contra la herejía arriana.
En la parte oriental del Imperio romano se desarrollan posteriormente dos escuelas teológicas muy importantes alrededor de los patriarcados de Antioquía —cuyo principal representante es san Juan Crisóstomo (344–407), patriarca de Constantinopla, célebre por sus homilías— y Alejandría —con san Cirilo (380–444), defensor de la maternidad divina de María en el Concilio de Éfeso—.
El ciclo de los padres orientales lo cierra san Juan Damasceno (675–749), agudo teólogo que, además de luchar contra el maniqueísmoy la superstición, anuncia casi cinco siglos antes la incorporación del aristotelismo a la filosofía cristiana.
Padres occidentales[editar]
También conocidos como padres Latinos o padres de la Iglesia de rito latino. El primero de los grandes padres occidentales fue sanAmbrosio de Milán (333–397), compositor de grandes himnos y persona muy influyente; bautizó al que iba a ser el mayor de todos ellos, san Agustín de Hipona (354–430), figura cumbre de la historia cristiana. San Jerónimo (342–420), insigne cultivador de la historia y de laSagrada Escritura, nos dejó su célebre Vulgata, la Biblia traducida directamente del hebreo y del griego al latín.
La Iglesia de Occidente cuenta también entre sus padres a dos papas, a los que se les atribuye el apelativo de Magno, León I (†461) yGregorio I (540–604) y al padre del monacato occidental san Benito de Nursia. Además varios obispos de las Galias, como Cesáreo de Arlés (470–543), formulador del Dogma de la Gracia, Gregorio de Tours o Hilario de Poitiers; el gran grupo de los padres hispánicos, en el que destacan Osio de Córdoba, Martín de Braga y los hermanos Leandro (†600) e Isidoro de Sevilla (560–636), autor de la primera enciclopedia cristiana, las Etimologías; y, cerrando el ciclo, el inglés Beda el Venerable (673–735), continuador de la obra sapiencial delDoctor Hispalense.
Además de los cuatro padres tanto de la Iglesia oriental como la occidental, la patrística estudia la obra de otros muchos escritores cristianos que han recibido igualmente el título de «padres de la Iglesia». La abundante obra de estos escritores sigue siendo a través de los siglos lectura obligada y referencia segura en el planteamiento de las ideas y enseñanzas de la Iglesia católica aún hoy en día.
Lista de los padres de la Iglesia[editar]
En la siguiente tabla aparecen los principales padres de la Iglesia ordenados alfabéticamente y con su fecha de muerte entre paréntesis.
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