Algunas webs esotéricas publicaban recientemente un artículo titulado «44 Hechos científicos corroborados por la Biblia», que ha tenido eco en numerosos blogs y páginas religiosas de las que suelen abrazar el literalismo bíblico. Para un no iniciado, la lectura del documento puede resultar hilarante, pero puede representar una fuente de confusión importante para aquellos que lo abordan desde una actitud poco crítica y abierta a la sugestión y manipulación.
Como las cuadernas de Nostradamus, o cualquier libro de profecías que se precie, la ambigüedad de los escritos junto con una interpretación manipulada puede presentar una serie de coincidencias demasiado importantes para ser atribuidas al azar o la falta de precisión. Sin embargo no es así, como analizaremos en las siguientes líneas. Por motivo de extensión, en este primer artículo abordaremos los cinco primeros “hechos”. En entradas futuras iremos desgranando una por una, la consistencia de la supuesta sabiduría encerrada en un libro escrito hace más de 2.000 años y que, según el autor del artículo, se adelantó a los descubrimientos científicos de los dos últimos siglos.
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1. Job 26:7 La Tierra Flota en el Espacio. Mientras que otras fuentes situaban a la tierra sobre la espalda de un elefante o una tortuga, o que era sostenida por Atlas, la Biblia predijo lo que hoy comúnmente se conoce… “Dios Cuelga a la Tierra sobre nada”. (y si le dejan escribir un poco más, revela los volcanes de Io)
Bueno… este es el típico ejemplo de manipulación y citas muy seleccionadas. En Job 26:7 (la única referencia bíblica al “cuelgue” de la Tierra) no se está diciendo que nuestro planeta sea una pelotita suspendida en el espacio y girando alrededor del sol. La cita origina es “Él extiende el norte sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada” (Reina Valera Gómez, 2010), algo bastante más ambiguo y coincidente con mitologías antiguas del vertiente fértil, como la egipcia y la babilonica, de las que la Biblia contiene importantes influencias.
Y es que la aseveración de que “otras fuentes” situaba a la tierra sobre la espalda de un elefante o una tortuga, o la referencia al mito griego de Atlas, supone de nuevo una tergiversación de la historia, cuando no una ignorancia sobre la mitología antigua. Con esta frase se pretende inducir la idea de que la cosmología hebrea era completamente diferente al resto, algo que es totalmente falso. El mito de la tierra sustentada por cuatro elefantes a lomos de una tortuga es un antiguo mito de origen hindú, no la concepción general de la antiguedad. Por otra parte, Atlas no sujetaba la tierra sobre sus hombros, sino las columnas que soportaban los cielos. La imagen de un coloso que carga con un enorme globo terráqueo es una interpretación moderna que no corresponde con el mito original.
Tanto la Biblia como las cosmologías antiguas de las que se alimenta (fundamentalmente la egipcia y la babilónica) son poco claras en cuanto a la estructura del universo, dado que mezclan cosmología y cosmogonía preocupándose más de esta última.
Sin embargo, analizando muchos otros capítulos de la Biblia, tal y como señalan los expertos, la concepción global de los autores del antiguo testamento éra esencialmente la misma que la de egipcios y babilonios. Como señala Helge Kragh (2008): “La Tierra plana, con forma de disco, está rodeada por un mar; por debajo de la Tierra hay pozos y fuentes conectados con la parte superior de la Tierra, así como con el gran abismo, llamado Tehom. La Tierra descansa sobre columnas y por encima de ella está el cielo o firmamento. Las aguas se encuentran no solo en la Tierra o por debajo de ella, sino también por encima del firmamento“.
Una concepción prácticamente semejante a la de las cosmologías egipcia y babilónica, que presentan una tierra con forma de disco o cilindro rodeado de agua sobre el que se situaba el cielo, por debajo del cual se situaba un abismo o inframundo, con diferentes nombres según las culturas.
Como mencionábamos, los relatos egipcios, babilónicos y hebreos son una confusa estructura entretejida con atributos personales de cada uno de los dioses con los que identificaban aguas, tierras o cielos, y tampoco debe buscarse en estos escritos un esquema realista del universo, algo que nuestra moderna mentalidad trata siempre de encontrar entre líneas, pero que no era lo que estos antiguos escritores deseaban reflejar.
Así pues, la visión bíblica no parece especialmente revolucionaria ni coincidente con nuestro conocimiento actual de la estructura del Sistema Solar y el Universo, sino perfectamente integrada en su entorno histórico, del que hereda la mayor parte de conceptos.
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2. Hebreos 11:3 La Creación se compone de partículas atómicas, Invisibles a nuestros Ojos. No fue sino hasta en el siglo 19 que se descubrió que toda materia visible se compone de elementos invisibles. (Y chincharos, que no vais a descubrir el bosón de Higgs ni de coña…)
Vamos a ver, Hebreos 11:3 reza “Por fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de manera que lo que se ve, fue hecho de lo que no se veía” (Reina Valera Gómez, 2010). Deducir de este texto que el autor está hablando de átomos representa una capacidad de imaginación que sobrepasa a J.R.R. Tolien.
Esto es a lo que yo llamo “interpretación libre a lo Nostradamus”: un texto ambiguo que puede adaptarse a nuestra mejor conveniencia, por ejemplo:
- La creación se realizó a partir del éter (invisible) que impregna el universo [Biblia aristotélica]
- La creación partió de la aparición de materia ordinaria (visible) a partir de materia oscura (invisible) [Biblia astrofísica]
- La creación se llevó a cabo convirtiendo a Papá Nöel y sus renos (invisibles) en estrellas y planetas (visibles) [Biblia navideña lapona]
Por otro lado, cabría señalar que -por el contrario- las primeras concepciones de la materia formada por átomos o elementos indivisibles se deben al atomismo hindú y griego, en los siglos VI a.c. y posteriores. Y ya en aquellos tiempos eran más explícitos que en Hebreos 11:3.
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3. Génesis 6:15 Dimensiones exactas para la estabilidad de los buques. Constructores de barcos saben bien que para que una nave flote se necesita que lo largo sea seis veces su ancho. Hay que tener presente que Dios dio las medidas ideales a Noé hace 4,500 años. (¿y de los transbordadores espaciales no decía nada?)
Un poquito prepotente la afirmación. En primer lugar, no es un hecho que Noé navegara hace 4.500 años; la Biblia dice que navegó, que no es lo mismo. Esto significa que no podemos asegurar el conocimiento de las proporciones citadas más allá de la fecha del propio manuscrito, que en el caso del Génesis se sitúa entre el 950 y 500 a.c., no alcanzando su forma actual hasta el siglo V a.c., es decir, hace 2.500 años.
El relato bíblico del barco de Noé no da idea de su estructura, sino de sus medidas, adecuadas para sustentarse sobre el agua sin volcar y con poca o nula capacidad de maniobra. Esto al menos es coherente: la nave supuestamente no estaba diseñada para navegar, sino exclusivamente para flotar. Lo que ocurre es que no es cierto que para que una nave flote se necesite exactamente una proporción entre largo y ancho de 6 a 1. La relación eslora (largo) / manga (ancho) ofrece mayor estabilidad con valores más bajos y menor resistencia al avance a valores mayores. De esta forma, esta relación varía considerablemente, desde aproximadamente 12 a 1 de un drakkar vikingo hasta el 3 a 1 de un remolcador moderno; los transatlánticos más grandes (como el Queen Mary II o el Freedom of the Seas) rondan el 8:1. Muchos petroleros presentan proporciones similares a la supuesta arca de Noé, 6:1.
En las fechas en las que se escribió el Génesis, egipcios, minoicos, micénicos y fenicios llevaban más de mil años navegando por el Mediterráneo, y con gran éxito. El transporte de mercancías era bien utilizado, especialmente por estos últimos, y los conocimientos sobre las proporciones necesarias para el transporte y la guerra lo suficientemente avanzadas como para conocer esta relación entre longitud y anchura. Por ejemplo, uno de los barcos fenicios de Mazarrón (Mazarron 2), dedicado al transporte de lingotes de plomo, tiene unas dimensiones aproximadas de 8,20 m de eslora, 2,20 m de manga (relación 3,7:1), la adecuada para un cargamento de peso.
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4. Levíticos 15:13 Lavarse en Corrientes de Aguas. Por siglos, las personas ingenuamente se lavaban en aguas estancadas, pero hoy se reconoce la necesidad de agua limpia para evitar infecciones. (Ramsés II: lavaros en los charcos pestilentes, que el Nilo baja demasiado limpio esta mañana…)
Bueno, tanto como ingenuamente… Desde los antiguos hindúes (3.000 a.c.), pasando por los palacios minoicos (2.000 a.c.), las casas aristocráticas egipcias (1.500 a.c.) y los baños romanos, las culturas avanzadas de estas regiones utilizaban agua corriente para la limpieza. En todas estas civilizaciones se han encontrado restos de conducciones, incluso en algunas para agua caliente.
Es encomiable el mensaje en pro de la higiene de muchos libros mitológicos como la propia Biblia, pero de ahí a decir que la gente se lavaba en aguas estancadas hasta la revelación divina de Levíticos, es mucho decir. De hecho, el término “higiene” no proviene de la Biblia, sino de la diosa griega Higiea, encargada de la salud y la prevención de enfermedades.
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5. Deuteronomio 23:12-13 Industria Sanitaria. Dios ordeno a su pueblo de tener siempre una pala para que pudieran cubrir el excremento (letrina). El registro histórico sobre la primera Guerra Mundial indica que muchos soldados murieron por infecciones a falta de aislar los desechos humanos. (Todo el mundo sabe que hasta después de la I Guerra Mundial la peña iba dejando los excrementos por cualquier sitio…)
Bueno, al menos no atribuyen a la Biblia el invento de la pala, algo es algo. Pues mire usté, caballero, aún antes del consejo del Deuteronomio y mucho antes de la Linea Maginot, hace 10.000 años los escoceses construian desagües para sus letrinas.
Hombres de dios ¿acaso creen que los fenicios y los griegos iban cagando por las calles? La preocupación por el aislamiento de los excrementos es tan antiguo como la propia civilización, prácticamente todas las culturas han empleado algún método para alejar o aislar los excrementos desde mucho antes de que la Biblia lo aconsejara (aunque de nuevo representa una encomiable labor). Precisamente, y en relación al punto anterior, uno de los factores que agravó los problemas relacionados con la higiene hasta el siglo XIX (y bastante después en según que regiones), fue la acumulación de habitantes en grandes núcleos urbanos sin alcantarillado ni contacto directo con el campo donde poder aislar las defecaciones. El famoso “Agua va” se escuchaba en poblaciones muy cristianas, pero claro, es difícil coger una pala para enterrar un excremento en el centro del París del siglo XVIII.
Seguimos con las aplastantes evidencias cientificas que, según ciertas webs literalistas, aparecen en la Biblia y que era imposible conocer en los tiempos en los que se escribieron los diferentes relatos que conforman el libro sagrado.
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6. Job 38:16 Océanos Contienen Fuentes. Casi todo el suelo marino se encuentra en total oscuridad debido a la enorme profundidad y presión atmosférica. Para Job hubiera sido imposible explorar las fuentes de los océanos. Recientemente, se sabía que los océanos eran alimentados solo por ríos y lluvia. No fue sino hasta en 1970 con la ayuda de submarinos construidos para resistir 6,000 libras de presión por pulgada cuadrada, los oceanógrafos descubrieron la existencia de fuentes en los suelos marinos.
Todo el mundo sabe que a 4.000 metros de profundidad la presión del volumen de agua es despreciable, pero la presión atmosférica es la pera; de hecho, no te deja ni ver…
Pues va a ser que no.
Haciendo un buen ejercicio de salida de contexto, el autor pretende identificar “las fuentes del mar” bíblicas con las fuentes hidrotermales del fondo del océano, pero no se trata más que de una coincidencia de cosmologías muy diferentes. En Job 38:16 puede leerse “¿Has entrado tú hasta las fuentes del mar, y has andado escudriñando el abismo?” (Reina Valera Gómez, 2010). La cita hace clara alusión a la cosmología de los autores del Antiguo Testamento, y que citábamos en el artículo anterior: “La Tierra plana, con forma de disco, está rodeada por un mar; por debajo de la Tierra hay pozos y fuentes conectados con la parte superior de la Tierra, así como con el gran abismo, llamado Tehom. La Tierra descansa sobre columnas y por encima de ella está el cielo o firmamento. Las aguas se encuentran no solo en la Tierra o por debajo de ella, sino también por encima del firmamento“ (Kragh, 2008) .
Esta concepción queda aún más patente si si leemos el resto de Job 38, donde Jehová pregunta a Job sobre los misterios de la Tierra que el creó, interrogándole sobre lo más recóndito. Así, en Job 38:6 pregunta “¿Sobre qué están fundadas sus bases [de la Tierra]?”; en Job 38:8-11 “¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba como saliendo del vientre; cuando puse yo nubes por vestidura suya, y por su faja oscuridad; y establecí sobre él mi decreto, y le puse puertas y cerrojo, y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, y aquí parará la soberbia de tus olas?” o en Job 38:18, “¿Has considerado tú la anchura de la tierra?“.
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7. Jonás 2:5-6 Montes en el Fondo del Océano. Solo en el siglo anterior esto fue comprobado gracias a la invención del sonar. Hoy se tienen mapas precisos del suelo marino en los que se muestran montes y volcanes.
Aparte de mucha imaginación, bastante morro para adaptar el texto a lo que conviene. Jonás 2:5-6 dice exactamente “Las aguas me rodearon hasta el alma, me rodeó el abismo; Las algas se enredaron a mi cabeza. Descendí a los cimientos de los montes; La tierra echó sus cerraduras sobre mí para siempre: Mas tú sacaste mi vida de la corrupción, oh Jehová Dios mío” (Reina Valera Gómez, 2010)
Este texto no habla de cordilleras submarinas o volcanes, sino de “los cimientos de los montes”, tras descender en el agua hasta el abismo por debajo de la tierra. De nuevo, la cosmología bíblica de una tierra sobre las aguas y el abismo, donde los “cimientos de los montes” estarían lógicamente por debajo de éstos.
El término “cimientos de los montes” es utilizado a lo largo de la Biblia para referirse a lo más profundo y sólido de la Tierra y en relación con las aguas y el abismo. En Salmos 18:7 dice “La tierra se estremeció y tembló; se conmovieron los cimientos de los montes, y se estremecieron, porque se indignó Él”(Reina Valera Gómez, 2010), Salmos 46:2 “Por tanto no temeremos aunque la tierra sea removida; Aunque se traspasen los montes al corazón del mar” (Reina Valera Gómez, 2010); Miqueas 6:2 “Oíd, montes, y fuertes fundamentos [cimientos] de la tierra, el pleito de Jehová; porque Jehová tiene controversia con su pueblo, y altercará con Israel.” (Reina Valera Gómez, 2010), Jdt 16:15-16, “Los montes se agitarán por las aguas en sus cimientos“, 2 Samuel 22:16, “Apareció el fondo de los mares, los cimientos de la tierra quedaron al desnudo al fragor,“; Deuteronimo 32:22, “Se ha encendido el fuego de mi ira y quemará hasta lo profundo del abismo; devorará la tierra y sus productos y abrasará los cimientos de los montes.“
Vamos, que no me imagino a Jonás hablando de la Fosa de las Marianas precisamente…
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8. Hechos 14:17 La causa del Gozo y la Alegría. La evolución no puede explicar las emociones. La materia y la energía son inanimadas. Solo la Biblia explica que fue Dios el que puso la alegría en nuestros corazones (Salmo 4:7), y el gozo inefable se encuentra solo en la presencia del Creador. “…en tu presencia hay plenitud de gozo” (Salmo 16:11).
Me se agrieta el alma, como decía aquel. ¿del texto “en tu presencia hay plenitud de gozo” se desprende que solo Dios puede dotar al hombre de emociones y que la evolución no puede explicarlas? Tooooooma pedazo de deducción. ¿Y cuando mi perra tiene miedo o demuestra cariño, es que ha pasado un ángel de cuatro patas con un poder notarial?
Si entiendo bien, se presenta como verdad científica que la materia y energía no pueden producir emociones, por lo que solo en presencia de Dios puede haber gozo y alegría. ¿Y eso donde lo publicaron, en Science o en PNAS?
Vamos por partes. En primer lugar, las emociones se explican biológica y evolutivamente por su enorme valor adaptativo no solo para el individuo, sino para la comunidad cuando éstas son transmitidas. Una buena revisión puede encontrarse en Palmero (1997). En segundo lugar, decir que como la materia y la energía son inanimadas (concepto arcaico donde los haya, por otro lado) no pueden originar emociones, es una barbaridad del calibre de que un huracán puede montar un Boeing 747 atravesando un almacén de recambios.
Aunque a esta buena gente les duela sobremanera, las emociones son pura química. Los cambios fisiológicos que constituyen las reacciones ante determinados estímulos nos preparan para reaccionar ante ellos, a la vez que la corteza cerebral interpreta estas reacciones fisiológicas y las asocia a una emoción como el miedo o el placer (de una forma muy compleja que abarca también factores ambientales). Estos mecanismos fisiológicos explican también otro de los errores comunes de atribuir la mayor parte de emociones al corazón, debido a los cambios de ritmo cardiaco y presión sanguínea producidos como reacción al estímulo que nos hacen “sentir algo en el corazón”. La Biblia, lejos de aproximarse a la realidad, abunda en este error poniendo “alegría en nuestros corazones”.
De esta forma, no es que la evolución no pueda explicar las emociones, sino todo lo contrario: la única forma de comprender la existencia de las emociones es bajo un enfoque biológico evolutivo. ¿Como podríamos explicar el miedo o la ansiedad bajo el prisma del regalo divino? ¿Es tan cruel el dios misericordioso del cristianismo que nos hace cagarnos de miedo con The Ring o El Orfanato?.
Cuando andamos por una calle oscura y desierta y apreciamos una sombra o un movimiento detrás de nosotros, el corazón y la respiración se acelera, se nos eriza el vello corporal y nos crubre un sudor frío. ¿Que sentido, dentro del gozo del señor tienen tales reacciones? Sin embargo, pensemos fisiológica y adaptativamente: estos cambios nos preparan para enfrentarnos a una posible amenaza, como un depredador o un rival: el aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria permiten llevar más oxígeno a los músculos, preparando para una respuesta física como un ataque o una huida; el sudor nos prepara para eliminar el exceso de calor que producirá tal actividad y el erizado del vello, que no tiene valor adaptativo en humanos, es utilizado por nuestros parientes de pelaje tupido para aparentar un mayor volumen corporal y atemorizar al contrincante (la única explicación de que a nosotros se nos siga erizando el vello corporal es que hayamos heredado el mecanismo fisiológico de nuestros ancestros peludos).
Si quieren empezar por lo básico, hasta la Wikipedia es más fiable.
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9. Levíticos 17:11, 14 La Vida se encuentra en la Sangre. Se necesita de sangre saludable para llevar nutrientes a cada célula del cuerpo. Años atrás se desconocía esta función que la sangre desempeña y debido a ello muchas personas se desangraron hasta morir en las que se incluye George Washington.
Nos ha jodío mayo, y si en vez de la sangre te sacan el hígado, los pulmones o el cerebro, ya ni te cuento… (bueno, algunos si parecen ser capaces de sobrevivir sin este último órgano).
Ahora bien, es cierto que es más fácil perder sangre que el que se te caiga el hígado o que escupas los pulmones. Debido a ello, la humanidad siempre ha ligado la vida a la sangre al comprobar que un desangrado producía debilidad y muerte. La medicina hipocrática, cinco siglos antes de cristo, ya acometía una compleja teoría humoral sobre la salud y la enfermedad, donde la sangre jugaba un papel fundamental.
Es cierto que hasta apenas el siglo pasado, no se conoció en profundidad el papel fisiológico de la sangre, pero tengamos por seguro que un granjero mesopotámico tenía muy claro que si perdía mucha sangre, la palmaba…
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10. Génesis 1:24 La Vida se Clasifica en Especies. Hay barreras genéticas que no permiten a una especie determinada cambiar a otra totalmente distinta. La inmensa variedad de especies conocidas solo producen de acuerdo a su propia especie, a diferencia de lo que supone la teoría evolutiva.
¿Mande loque? ¿La teoría evolutiva dice que un oso hormiguero es un híbrido entre el oso pardo y la hormiga Camponotus? Esto es el colmo de la frikada fundamentalista: un mecanismo como el evolutivo, en el que es de vital importancia el aislamiento reproductivo para poder generar nuevas especies, ahora resulta que afirma que los cangrejos pueden concebir a pachas con los pulpos. Ya les vale.
No hombre no, las barreras genéticas impiden que una especie se cruce con otra, no que una especie evolucione en otra. Son cosas muy diferentes, aunque para entenderlo haya que leer más de un libro…
Génesis 1:24 no habla de especies, concepto que en su época no existía, sino de géneros, en el sentido de «tipo»: “Y dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y reptiles y animales de la tierra según su género. Y fue así”. Menundo mérito, nuestro granjero mesopotámico también tenía muy clarito que sus vacas parían vaquitas; ni gorrioncitos, ni lagartitos, ni cerditos; solo vaquitas.
No hay que ser muy espabilado para saber que hay diversos géneros (tipos) de especies. Por ignorante que fuera el que escribió el Génesis, supongo que sabría distinguir un cocodrilo de una cigueña. Ahora bien, tampoco mucho más, porque los errores zoológicos de la Biblia son garrafales, como los insectos de cuatro patas (que para algunos siguen existiendo hoy día) o un terco reduccionismo de la biodiversidad que les llevó a que todos los millones de especies existentes cupieran en un barquito. Eso, sin contar con que la cosanguinidad es ignorada olímpicamente, desde Adán y Eva hasta las pobres parejas de Noé.
Y ya puestos a entrar en incongruencias, cabe destacar que estos literalistas defienden la imposibilidad de que una especie cambie en otra por barreras genéticas (sic!). Sin embargo, ante la imposibilidad de meter más de dos millones de animales en el Arca de Noé, no dudan en afirmar que solo hizo falta meter unos pocos miles y que a partir de ellas surgieron todas las demas. Para ello se basan en que un lagarto es un lagarto, tenga forma de lagarto ocelado o de iguana. Así que, según ellos, con meter una lagartija y un sapo en el arca, se pudieron formar 13.000 especies diferentes de anfibios y reptiles tras el diluvio. Vamos, todo un dominio de taxonomía y barreras genéticas el de esta gente…
ueno, pues seguimos repasando los supuestos hechos científicos corroborados por la Biblia, con una nueva entrega donde comentamos algunas “evidencias” más:
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11. Juan 15:13 La Abnegación y el auto Sacrificio.La historia revela que innumerables personas han puesto en peligro sus vidas y hasta muerto por amor a otros. Esta realidad no se puede explicar ni mucho menos entenderse a través de la Selección Natural o la Supervivencia de los más aptos (Romanos 5:7-8).
Vaya, pues entonces aún es más difícil entender cómo puede mostrar altruismo una hormiga infectada e irse a morir alejada de la colonia para no contaminarla, cómo puede una perra adoptar un cachorro de gato, o porqué un delfín ayuda a no ahogarse a un congénere enfermo. Dudo mucho que ningún literalista bíblico sostenga que los animales tengan un alma comparable a la humana y, por lo tanto, compartan las dádivas divinas como la caridad y el altruismo, espoleados por un paraiso hormiguil.
Igualmente, cabría preguntarse porqué tendemos a ser más altruistas con las personas más cercanas (hijos, hermanos, padres, primos, vecinos, amigos íntimos) y vamos descendiendo en nuestro nivel de altruismo conforme se aleja el parentesco y el trato (primos lejanos, vecinos de la otra punta de la ciudad, víctimas del terremoto de Haití). También me permito dudar de que el Dios cristiano premie el altruismo en razón proporcional al grado de parentesco.
Por el contrario, y contradiciendo la falsa e ignorante afirmación final de la frasecita de marras, la biología evolutiva sí puede ofrecer explicaciones de estos curiosos hechos, y de hecho se han manejado varias posibilidades sobre como podría ser adaptativamente positiva la conducta altruista en los animales (incluyendo, obviamente, al Homo sapiens).
Una de las últimas, y que particularmente me parece más coherente, se basa en que la unidad de selección sea el gen, y no el organismo. Es decir, lo que transmitimos a la siguiente generación es una copia nuestros genes, que se encuentran también en nuestros hermanos y parientes más próximos con mayor probabilidad de coincidencia que en parientes lejanos o personas del otro extremo del planeta. De esta forma, un individuo que se sacrifica por los demás (o disminuye la probabilidad de reproducirse), puede obtener una ventaja para perpetuar sus propios genes cuanta mayor sea la similitud genética con el individuo por el que se sacrifica. De hecho, dar la vida por un hijo supone salvar el 50% de tu dotación genética, el equivalente a tener otro hijo. Con nuestros hermanos compartimos otro 50% de patrimonio genético de media, alrededor del 25% con nuestros tíos y sobre el 12,5% de nuestros primos, continuando el descenso según nos alejamos en nuestro árbol genealógico. Como resulta evidente, un comportamiento que nos incline a beneficiar a nuestro entorno más cercano sería seleccionado positivamente. Si además, mediante algún mecanismo, se consigue que el animal (humano o no) asuma menores riesgos cuanto menos emparentado esté con el solicitante de ayuda, se conseguirá una mayor optimización en la relación de riesgo-recompensa.
Lógicamente, los animales no tenemos un “detector de similitud genética” como para poder evaluar la cantidad de genes idénticos que compartimos con un individuo a punto de caer por un barranco. Sin embargo, tenemos posibles estimaciones; la más importante de todas, el nivel de relación con el individuo en peligro. En animales sociales, en mayor o menor medida, cabe esperar que los individuos más próximos y con los que mayor contacto tenemos sean precisamente aquellos más emparentados con nosotros mismos. Sea un hormiguero o un clan de cromañones, las posibilidades de que el tipo junto al que cazamos todos los días tenga más genes en común con nosotros son mayores que las otro elemento que no conocemos por pertenecer a un clan diferente. De esta forma, un comportamiento que induzca a la protección de aquellos con los que tenemos un mayor contacto, será altamente adaptativo, dado que tendrá más probabilidades de estar protegiendo copias de nuestros propios genes.
Sin duda, los mecanismos que dirigen nuestra conducta afectiva y protectora son mucho más complejos que éstos, como ocurre con la empatía mostrada hacia las crías. Numerosos estudios han confirmado que el hombre y otros mamíferos reconocen determinados caracteres infantiles (como los ojos grandes en proporción con el tamaño del cráneo) tanto dentro de nuestra propia especie como en otras, induciendo un instinto de protección que resultaría de nuevo altamente adaptativo especialmente en animales sociales (precisamente donde más se da esta característica).
Todos estos fenómenos no solamente pueden explicar porqué solemos darnos más a nuestra prole que a un habitante de Bora-Bora (y evitar la incomodidad de tener que explicar donde ordena Dios amar más a nuestros primos que a un polinesio), sino que además nos puede hacer comprender comportamientos tan poco adaptativos como los que muestran perros y humanos desperdiciando recursos al adoptar a cachorros ajenos, por ejemplo. Incluso, nos puede llegar a entender los motivos de esos enormes ojos de los comics manga…
Puede que a muchas personas les resulte una conclusión triste y odiosa, pero cabría preguntarse si el tan alabado sacrificio paterno no es un mero acto de egoismo de nuestros genes.
(Un ejemplo más ampliamente explicado de altruismo biológico en hormigas puede consultarse en el siguiente enlace: aquí )
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12. Génesis 1:20-22 El Dilema de la Gallina o el Huevo se resuelve. ¿Qué fue primero?… Esta pregunta ha plagado a filósofos por siglos. La Biblia establece que Dios creó a las aves con la habilidad de reproducirse conforme a su misma especie.
Siento tener que decir esto, pero eso del huevo y la gallina es más trasnochado que los chistes de Chiquito de la Calzada. Entre los huevos, las gallinas y el puñetero eslabón perdido, el retraso de esta gente suma unos cuantos siglos. El dilema del huevo o la gallina es un asunto que atrajo a filósofos antiguos en su intento de explicar el origen de la vida, pero que precisamente bajo el estudio de la biología evolutiva pierde bastante sentido, dado que la evolución representa un proceso que difícilmente permite establecer fronteras claras entre una especie y su/s especie/s descendientes. El número de generaciones que transcurren hasta que una especie se separa filogenéticamente de otra, imposibilitan establecer un momento puntual a partir del cual A pasa a transformarse en B. La evolución es una película en movimiento y, aunque estos creacionistas todavía no se hayan enterado, la biología evolutiva no postula que de un huevo de dinosaurio emergiera una avestruz.
No obstante, y entrando al trapo, el redactor ha metido aquí la pata hasta la cadera. Si la Biblia establece que fue primero la gallina, la ciencia dice todo lo contrario. Diversos especialistas se han manifestado con respecto a este anecdótico tema de forma inequívoca: “El organismo vivo en el interior del huevo tenía el mismo DNA que el animal en el que luego se convertiría, por lo que la primera cosa viva que podemos calificar sin temor a equívocos miembro de esa especie es el primer huevo”, dice por ejemplo el Dr. John Brookfield, especialista de genética de la evolución de laUniversidad de Nottingham (Inglaterra).
El ADN completo de un organismo no puede ser transformado después del nacimiento. Cuando un individuo sufre una mutación, ésta no aparece simultáneamente en todas las células de su cuerpo. Por ello, un ser humano no muta a los 30 años y de repente se le alarga el cuello o desarrolla agallas. Las mutaciones que transforman a todo el organismo son aquellas que se dan en los gametos, y no transforman al que la ha sufrido, sino al descendiente que se desarrolla a partir del gameto mutado (la única excepción a ésto es cuando la mutación se produce en el mismo zigoto o en las primeras divisiones mitóticas de éste). Por ello, un fenómeno mutagénico masivo, como la radiación producida por una explosión nuclear, contaminantes químicos o biológicos, etc., producen tumores y diversas patologías en sus portadores, pero las malformaciones aparecen en la descendencia.
Por lo tanto, la primera ave que en el transcurso de la evolución se convirtió en lo que hoy llamamos una gallina existió primero como embrión en el interior de un huevo. O, trasladado al absurdo, si de un huevo puesto por un dinosaurio hubiera nacido una gallina, el huevo sería de gallina, no de dinosaurio.
(Un poco más de vueltas sobre el tema: El Dilema del Huevo)
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13. Apocalipsis 4:11 El Dilema de las Proteínas o el ADN. Para los evolucionistas el dilema de la gallina o el huevo sigue, ya que las gallinas y cualquier otro organismo consisten de proteínas. El código de ensamblaje para cada proteína está dentro del ADN, sin embargo, para la propia fabricación del ADN se requiere de proteínas. Entonces, ¿qué fue primero las proteínas o el ADN? La respuesta Bíblica es que ambos fueron creados al mismo tiempo.
¡Y dale con el huevo!
Aquí, pretendiendo hacer gala de una aplastante superioridad dialéctica, se recurre al viejo truco de utilizar algo que desconocemos para rellenarlo de dioses. Pues va a ser que no cuela.
La primera trampa de este supuesto “hecho científico corroborado por la Biblia” es que este libro no dice nada sobre ácidos nucleicos o proteínas. Y no lo dice, entre otras cosas, porque hace 2.000 años no se sabía que existían. El autor, realizando un verdadero ejercicio de caradura epistolar, pretende que el relato de la costilla de Adán explica el dilema del origen de las moléculas con capacidad de autorreplicación. Según esta forma de corroborar hechos científicos, la religión azteca, musulmana, maya, griega, romana y unas cuantas más, son tan científicas como la basada en la Biblia. En la antigüedad debía ser vox populi eso del origen del ARN…
Además, y como en el resto de “hechos”, estas aseveraciones son inexactas, cuando no disparatadas y malintencionadamente manipuladoras. Efectivamente, no sabemos con exactitud cual fue la primera molécula con capacidad de autoreplicación. De igual forma que no sabemos con certeza si existe el Bosón de Higs, que ocurrió en los primeros milisegundos después del Big-Bang o cómo curar la artrosis. Sin embargo, ninguna de estas incógnitas es una prueba de la existencia de Júpiter, de Jehová o del Ratoncito Pérez. De igual forma que el que no sepamos cuantos planetas enanos hay más allá de la órbita de Plutón no demuestra que existan los unicornios de color verde.
No obstante, tenemos pistas y escenarios muy posibles sobre estas primeras moléculas. Lo más probable es que las primeras moléculas con capacidad catalítica y autorreplicadoran fueran RNAs o análogos donde la ribosa es sustituida por treosa, glicerol, acroleína o eritrol, más estables y energéticamente más económicos de formar que el propio ARN, o incluso otras alternativas como péptidos unidos a bases nitrogenadas que formaran polipéptidos con propiedades de ácidos nucleicos. La selección posterior habría ido favoreciendo aquellos políemeros con mayor cantidad de ribonucleótidos, lo que habría originado un “mundo de ARN”. Los análogos del ARN (así como posteriormente el propio ARN) habrían sido capaces de realizar las primeras síntesis proteicas a partir de aminoácidos activados, proteínas que a su vez podrían haber desempeñado una función importante en la selección positiva de los ARN.
No obstante, se trata como decíamos al principio de un proceso altamente especulativo, sobre el que queda mucho por investigar. Atribuir el ADN a la acción del martillo de Thor mientras buscamos una explicación más racional puede consolar ciertas incertidumbres existenciales, pero poco más.
Si no os habéis cansado todavía, traemos hoy la crítica a otros supuestos «hechos científicos» que según alguna curiosa y enrevesada visión de las Sagradas Escrituras cristianas estaban ya revelados en la Biblia antes de su constatación científica muy posterior. Por supuesto, veremos que sigue tratándose simplemente de interpretaciones totalmente arbitrarias cuando no simplemente fantasiosas.
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14. Génesis 2:7 y 3:19 Nuestro Cuerpo está hecho del Polvo de la tierra. Científicos han descubierto que el cuerpo humano se compone de 28 elementos todos encontrados precisamente en la tierra.
Conveniente interpretación para sus intereses, pero totalmente falsa. Efectivamente, el cuerpo humano presenta unos 28 elementos químicos. También es cierto que todos ellos pueden encontrase combinados en distinta forma en lo que denominamos tierra (litosfera). Pero no es cierto que provengan de ella. De hecho, también se encuentran en el océano, con el que nuestro origen está relacionado, por mucho que pese a más se un literalista.
Los tres elementos mas abundantes en el cuerpo humano son oxígeno (65%), carbono (18%) e hidrógeno (10%) (Chang, Raymond, 2007), y ninguno de ellos lo obtenemos de la tierra.
El carbono, eje estructural de nuestras biomoléculas, asi como el oxigeno y el hidrogeno que abundan en ellas se consiguen a partir de la ingestión de materia orgánica la cual, directa o indirectamente, proviene de los vegetales. Éstos lo obtienen a su vez del CO2 atmosférico y del agua, gracias a un complejo proceso metabólico llamado fotosíntesis.
Además, el agua representa aproximadamente tres cuartas partes de nuestro organismo. Por lo tanto, y entre unas y otras cosas, si preguntáramos de qué esta mayoritariamente compuesto nuestro cuerpo, no podríamos contestar “de tierra”, sino “de agua”.
La afirmación de que somos polvo de la tierra es un error producto de una concepción equivocada de nuestro origen biológico. Como fruto de nuestro pasado como organimos marinos y de una larga historia de vida acuática, no somos polvo, somos agua de un océano que abandonamos hace tiempo y que necesitamos llevar todavía con nosotros para poder sobrevivir en tierra firme.
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15. Génesis 2:1-2 La Primera Ley de la Termodinámica se establece. Esta indica que la cantidad total de materia y energía son constantes. Una puede ser convertida a otra, pero el total de la cantidad siempre permanece igual.
Aquí ya entra en juego directamente el despropósito y el absurdo mas absoluto.
Génesis 2:1-2 dice “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.” ( Reina-Valera,1960)
El que pueda ver aqui la formulación del primer principio de la termodinámica, por favor, que me lo explique.
Yo, sinceramente, no puedo criticar este punto mas allá de lo que criticaría a quien dijera que este texto explica la dualidad onda- partícula, el ciclo de Krebs o la ecología de un lago de montaña.
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16. Génesis 1:1-3 Tiempo, Espacio, Materia y Energía. Los tres primeros versos del libro de Génesis expresan todos los aspectos conocidos sobre la Creación. “En el principio «tiempo» creó Dios los cielos «espacio» y la tierra «materia»… Y dijo Dios: Sea la luz «energía»”.
Vaya, pues el espabilao se dejó la energía oscura en el tintero. Pero no solo eso:
Genesis 1:4-5 dice “Y vió Dios que la luz era buena: y apartó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios á la luz Día, y á las tinieblas llamó Noche: y fué la tarde y la mañana un día“. Según la interpretación de esta gente, si la luz es la energía y Dios la llamó Día, apartándola de las tinieblas que llamó Noche, se deduce que la noche es la falta de energía, con lo que ni los rayos cósmicos, ni los rayos gamma, ni las microondas, ni el resto de radiación electromagnética procedente del espacio son energía. Por supuesto, la energía cinética de las mares, la radiación de los elementos químicos radioactivo y la energía geotérmica no son energía para la Biblia, porque no son luz. Fastuoso el conocimiento científico del Génesis.
Es más, en Génesis 1:6-8 dice “Y dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.E hizo Dios la expansión, y apartó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión: y fué así. Y llamó Dios á la expansión Cielos: y fué la tarde y la mañana el día segundo”. Es decir, según esta concepción, Dios creó una expansión que dividía las aguas de abajo con las aguas de arriba. Esa expansión o cielo, sería el espacio según estos individuos, por encima del cual habría agua al igual que por debajo.
Así que el espacio estaba rodeado de agua, al igual que la Tierra, por arriba y por abajo. Buen concepto y novedoso donde los hay, oiga.
Y es que el mismo concepto de “arriba” y “abajo” nos indica una concepción errónea de la estructura del universo. Esta idea de una tierra sobre la que hay un tipo de agua (la supraceleste) y bajo la cual hay otra parte de agua (la infraceleste), ofrece una imagen de una tierra plana, con una parte superior sobre la que se sitúan los “luceros” y por encima de ellos el agua de los cielos, y una parte inferior, bajo la propia tierra, con más agua.
Hoy día sabemos que esto no es así. La Tierra es un planeta más o menos esférico, donde no podemos hablar de un arriba y un abajo, y mucho menos de un agua de encima de los cielos y otra por debajo de los cielos.
Estas orientaciones que que nos ofrece la Biblia, por muchos ajustes e inventiva de los bibliocientíficos, corresponden a una imagen antigua e intuitiva muy alejada de la realidad. Los numerosos estudios realizados sobre la cosmología Bíblica reflejan una estructura clásica de las civilizaciones de la época, especialmente la Babilónica, basada en los escasos conocimientos geográficos y astronómicos disponibles. Esta cosmología muestra una tierra plana y más o menos redonda sobre las aguas y cubierta por un casquete en el que están los astros (estrellas, sol, luna) también cubierto por agua, la del firmamento. Vengüenza debería dar a aquellos que consideran que la Biblia debe ser interpretada literalmente el tener que recurrir a manipulaciones e imprecisiones como las que hacen gala en estos versículos.
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17. Génesis 1:1 El Universo tuvo un Comienzo. Empezando con los estudios de Albert Einstein a comienzos de los años 1900 y continuando hasta hoy, la ciencia ha confirmado el enfoque Bíblico de que el universo tuvo un principio.
Mira, aquí vamos a estar de acuerdo: el universo en el que vivimos tuvo un principio. De diecisiete “pruebas” hemos acertado una, y no es para lanzar cohetes precisamente. Vamos 16-1.
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18. Isaías 40:22 La Tierra es Esférica. Antes de cualquier otro registro histórico la Biblia declaró que la tierra era redonda.
Ni de coña. Esto es querer hacernos comulgar con ruedas de molino. La Biblia no apuesta por una tierra esférica según la práctica totalidad de especialistas en los textos bíblicos (y recordemos que un predicador que ha leido 1.500 veces la Biblia no es un experto, sino un tipo que se sabe un libro de memoria, que no es lo mismo).
Veamos que dice Isaías 40:22:
Reina Valera (1960): “El está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar.“
Precioso, pero recordemos que hasta en la ESO se estudia que un círculo es diferente a una esfera. Un círculo es una figura geométrica plana, en dos dimensiones espaciales, mientras que una esfera es una figura geométrica tridimensional. La Tierra no es redonda, es esférica. La versión hebrea utiliza el termino Chug (circulo) = מעגל, y no sefiroth (esfera) = אזור.
Podría argumentarse que el Chug hebreo se habría empleado para querer significar “globo” o “esfera”, en lugar de círculo, pero esto no concuerda con el resto del versículo, en el que puede leerse que “él (Dios) extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar“. Mal se entienden estas comparaciones pensando en una tierra esférica, pero encajan perfectamente con una tierra redonda y plana:
Por otro lado, en otras partes de la Biblia se insiste sobre una estructura plana, como hemos comentado para el punto 16 o el mismo punto 1 de este delirante documento.
Resumiendo: Dejad de sudar intentando compatibilizar lo incompatible. La Biblia no aporta nada nuevo a la cosmología babilónica de una tierra plana cubierta por la bóveda celeste y rodeada de agua.
Lo restante lo encuentras aqui
http://lacienciaysusdemonios.com/2012/01/12/critica-a-44-hechos-cientificos-corroborados-por-la-biblia-iii/
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