Alguna gente piensa en Dios imaginándose un hombre anciano, de grandes dimensiones, con una larga barba blanca, sentado en un trono en algún lugar ahí arriba en el cielo, llevando afanosamente la cuenta de la muerte de cada gorrión. Otros —por ejemplo, Baruch Spinoza y Albert Einstein— consideraban que Dios es básicamente la suma total de las leyes físicas que describen al universo. No sé de ningún indicio de peso en favor de algún patriarca capaz de controlar el destino humano desde algún lugar privilegiado oculto en el cielo, pero sería estúpido negar la existencia de las leyes físicas.37
En otra descripción de su punto de vista sobre Dios, Sagan afirma rotundamente:
La idea de que Dios es un hombre blanco de grandes dimensiones y de larga barba blanca, sentado en el cielo y que lleva la cuenta de la muerte de cada gorrión es ridícula. Pero si por Dios uno entiende el conjunto de leyes físicas que gobiernan el universo, entonces está claro que dicho Dios existe. Este Dios es emocionalmente insatisfactorio... no tiene mucho sentido rezarle a la ley de la gravedad.38
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